
No se trata solamente de evocar a las 129 trabajadoras que murieron quemadas en una fábrica textil de Nueva York, por reclamar sus derechos; sino de rescatar el valor y coraje de éstas, y de otras mujeres argentinas y correntinas, (ejemplos sobran gracias a Dios) que pese a todas las adversidades, nunca se dieron por vencidas.
En este día especial, quiero llegar a cada una de las correntinas con un abrazo a la distancia. Sé que todas coincidimos en que el amor nos da la fuerza para seguir adelante. El amor de nuestra familia, de nuestros amigos, y de la gente de bien que solo desea la felicidad del prójimo. El amor puro ha sido el escudo más eficaz contra todo mal, de las grandes mujeres de la historia; y debe serlo también para nosotras. Feliz día.