martes, 3 de diciembre de 2013

EL VALOR DE LA CONDUCTA

Sin necesidad de caer en inoportunos halagos, y solo remitiéndonos a los desgrabados textuales de los protagonistas, la despedida de Nora Nazar como Diputada Provincial marca una bisagra en la vida política correntina. Repasar el pasado puede hasta resultar tedioso. Y algunos consideraran inapropiado al destapar heridas para muchos curadas. Por eso solo el repaso del presente, con una clase política –al menos un sector- que demostró calidad, responsabilidad y compromiso institucional.


Nadie niega el pasado, pero los correntinos tenemos sobradas razones para –al menos- considerarlo con cierto recelo.

Solo unos pocos salieron ilesos de esa trituradora política que surgió tras el fatídico 99.

Nora Nazar pudo y supo sobrellevar el peso de una historia compleja, con protagonistas nefastos y de los otros. Y su perseverancia, en medio de un polvorín, tiene hoy el premio que cualquiera desea tener en cualquier actividad que lleva adelante: el reconocimiento.

Y lo de la diputada saliente y senadora electa no es un reconocimiento menor. Porque viene de muchos (y muchas) que estuvieron en las antípodas (y están) de su posicionamiento.

Por eso la muestra de madurez social más que política, se enmarca en una realidad que muchos –hasta hace unos años- hasta negaban en sueños (o pesadillas, para ellos): el encuentro pleno y comprometido, más allá del lógico disenso.

Será la historia la que juzgue los actos, y serán los tiempos los que curen definitivamente las heridas.

Nora Nazar tiene reconocidos méritos para ser homenajeada por su virtud conciliadora y dialoguista. Pero hay mas: en su accionar ‘contagió’ a otros que tiempo atrás fustigaban cualquier tipo de cuestión relacionada aunque de lejos a Tato Romero Feris y su familia.

Hay un cambio, Y está bien.

Sin dar nombres, evitando herir susceptibilidades en tiempos de paz, que algunos halaguen a la esposa del exgobernador y líder del PaNu es un cuadro hasta insólito para quienes vivimos los tiempos políticos desde la recuperada democracia.

Hay una indudable e indiscutible virtud personal de Nora en ganarse el respeto y la consideración. Y más loable aún es que muchos –otrora duros porque sí- hayan aprendido el mensaje de poder debatir y discutir dentro de un orden institucional sano y maduro.

Mucho por Nora. Mucho por todos.

Extractado del artículo: "Nora se fué", firmado por Daniel Caram.